No hay nada más peligroso, para un personaje "público", que notar que le están adobando su vanidad ya de por sí subida de tono. Algunos, le han hecho creer a un "tribulete con peso específico" que su vena de reportero es sencillamente "genial", y hete aquí, que el interfecto en cuestión se ha disparado en su misión de mostrarnos la realidad cámara en mano. Más le valdría poner orden en su corral y dejar el reporterismo hortera y facilón para los programas rosa de TV.
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