El poder es tan suculento y peligroso al mismo tiempo, que cuando uno quiere darse cuenta ya se ha convertido en Dios. Este es el caso del personaje que nos ocupa hoy y que denominaremos 'Demonio de Tasmania'. Desde tiempos inmemoriales se ha caracterizado por ser un auténtico justiciero de causas perdidas. Ahora, a través de las letras y las ondas hercianas se ha convertido en el yugo opresor de personajillos de la Ciudad Autónoma. No para y utiliza todos los medios a su alcance para difundir, lo que considera su verdad.
Su incansable labor ya huele a peste, pero su ego sigue creciendo, hasta el punto que ha creado una línea de moda, como Aghata Ruiz de la Prada. De hecho están en conversaciones.
Ya os contaré.
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